martes, 6 de septiembre de 2011

SALUD: INFORME ESPECIAL


PARADOJA: UNA ADICCIÓN PARA CURAR OTRA

Los obesos son un negocio... redondo (1/2)

 La obesidad puede ser enfocada como una adicción. Pero también como un negocio que moviliza mucho dinero. Las terapias para bajar la obesidad que cada especialista promociona, a menudo depende... de su enfoque o compromiso con una estrategia de negocios.
por J.D.S.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El reciente enfrentamiento, con gran difusión mediática, entre Máximo Ravenna y Rubén Mühlberger, inicialmente, con la inmediata aparición en los medios de Alberto Cormillot, ubicó a 2 reconocidos médicos especialistas en tratamientos de la obesidad y desórdenes alimentarios (Cormillot y Ravenna), quienes trabajan con sus pacientes en hábitos y conceptos claves como límites y excesos. Esa situación brinda la oportunidad de revisar sus propios tratamientos que paradójicamente resultan, para muchos, excesivos y sin límites.

Tanto Cormillot como Ravenna son hombres inteligentes, capaces y conocedores de su quehacer y de la problemática conque tratan: las adicciones.

Son además, hombres de negocios, y médicos mediáticos.

Cada uno de ellos es o ha sido médico columnista de medios conocidos, por lo tanto saben tratar con el poder de los medios en el que aparecer, a veces beneficia y otras perjudica. 

Sus discrepancias y posiciones médicas cobró prensa con el tema de las cirugías bariátricas, cuando Diego Maradona fue intervenido quirúrgicamente.

M.R. decía, acerca de la propuesta de A.C.: "¿Mandar a un compulsivo a cirugía, dar una pastilla...? Lo mío pasa por otro lado, es un cambio total de paradigma?"

Luego, y más recientemente fue tema de controversia  evaluar las propuestas de ambos en los programas para tratamientos de la obesidad de obligatoriedad para las obras sociales.

¿Quién tendría más influencia?

Sobrepeso y obesidad

El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.

El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla que se utiliza frecuentemente para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2).

Ej. Mujer de 75 kilos de 1, 65 mt de altura.

75 dividido 2, 72 (1, 65 x 1, 65)=  27,5.

El IMC proporciona la medida más útil del sobrepeso y la obesidad en la población, puesto que es la misma para ambos sexos y para los adultos de todas las edades. Sin embargo, hay que considerarla a título indicativo porque es posible que no se corresponda con el mismo nivel de grosor en diferentes personas.

La definición de la OMS es la siguiente:

"Un IMC igual o superior a 25 determina sobrepeso.

Un IMC igual o superior a 30 determina obesidad.

La obesidad, a su vez, puede dividirse en tres categorías, de acuerdo con los rangos del IMC.

Un IMC de 30,0 -34,9 corresponde al tipo de Obesidad I

Un IMC de 35,0 -39,9 corresponde al tipo de Obesidad II

Mayor de 40 corresponde al tipo de Obesidad III".

Los trastornos alimentarios como bulimias y anorexias, lamentablemente, cada vez más frecuentes, pueden ser identificadas de acuerdo al resultado del IMC.

Así por debajo de 18, 5 resulta menor que el normal

> 18,5 -23,00 es normal en mujeres.
> 22, 0 -24, 9 es normal en varones.
> 25, 0 - 29, 9 sobrepeso.

Un IMC elevado es un importante factor de riesgo de enfermedades no transmisibles, como:

> las enfermedades cardiovasculares (principalmente cardiopatía y accidente cerebrovascular), que en 2008 fueron la causa principal de defunción;
> la diabetes;
> los trastornos del aparato locomotor (en especial la osteoartritis, una enfermedad degenerativa de las articulaciones muy discapacitante), y
> algunos males oncológicos (del endometrio, la mama y el colon).

El sobrepeso y la obesidad, así como sus enfermedades no transmisibles asociadas, son en gran parte prevenibles. Para apoyar a las personas en el proceso de realizar elecciones, de modo que la opción más sencilla sea la más saludable en materia de alimentos y actividad física periódica, y en consecuencia prevenir la obesidad, son fundamentales unas comunidades y unos entornos favorables.

En el plano individual, las personas pueden:

> limitar la ingesta energética procedente de la cantidad de grasa total;

> aumentar el consumo de frutas y verduras, así como de legumbres, cereales integrales y frutos secos;

> limitar la ingesta de azúcares;

> realizar una actividad física periódica, y

> lograr un equilibrio energético y un peso normal.

La responsabilidad individual solamente puede tener pleno efecto cuando las personas tienen acceso a un modo de vida saludable. 

Por consiguiente, en el plano social es importante: dar apoyo a las personas en el cumplimiento de las recomendaciones mencionadas más arriba, mediante un compromiso político sostenido y la colaboración de las múltiples partes interesadas públicas y privadas, y lograr que la actividad física periódica y los hábitos alimentarios más saludables sean económicamente asequibles y fácilmente accesibles para todos, en particular las personas más pobres.

La industria alimentaria puede desempeñar una función importante en la promoción de una alimentación saludable:

> reduciendo el contenido de grasa, azúcar y sal de los alimentos elaborados;

> asegurando que todos los consumidores puedan acceder física y económicamente a unos alimentos sanos y nutritivos;

> poniendo en práctica una comercialización responsable, y

> asegurar la disponibilidad de alimentos sanos y apoyar la práctica de una actividad física periódica en el lugar de trabajo.

La temporada

Septiembre resulta un mes clave para muchas personas, con sobrepeso, que se plantean qué hacer antes del verano para eliminar algunos kilos demás.

No es el caso en si de la obesidad o la hiperobesidad que no se cura en tan poco tiempo.

Hace dos semanas algunos medios parecieron haberse ensañado con las dietas hipocalóricas (de 600/ 700 calorías diarias), y con Ravenna en particular, como uno de sus máximos representantes o al menos uno de los más reconocidos mediáticamente.

Como sea, resulta una buena ocasión para analizar el tema sin perder de vista como hipótesis de análisis a qué otros intereses beneficia esta argumentación en contra de estas dietas; si algún sector resultara beneficiado con el cuestionamiento de este tipo de dietas, en pos de otra elección, para tratar la obesidad crónica o hiperobesidad por ejemplo, mediante cirugías bariátricas.

En ese caso antes de estar defendiendo los interesas de la salud de la gente, estaríamos asistiendo a la pelea por una porción, ya no de comida, sino del negocio que implica tratar con enfermedades crónicas y progresivas que cada día nos anuncian que en los países desarrollados va en aumento.

Es sabido que ( mencionar ley) las obras sociales, tienen obligación de cubrir los tratamientos de obesidades y trastornos alimentarios, consideradas de morbilidad para los pacientes.

¿Qué será más rentable para las obras sociales: realizar cirugías, antes que llevar a cabo tratamientos similares de concurrencia diaria de entre 3 / 6 / 9 / 12 meses? 

¿Qué es más efectivo y saludable para el paciente obeso que padece una adicción? (Adicción que implica en su esencia la reincidencia de actos compulsivos). 

Hay pacientes a favor y en contra de ambos sistemas para tratar su obesidad; y el problema en general resulta ser más el cuestionamiento o el modo de encarar la adicción que no parece concluir tan rápidamente en el tiempo que puede llevar cualquiera de los 2 tratamientos. 

Vamos a omitir la cirugía bariátrica de este análisis -no precisamente por estar a favor de ella- para analizar las propuestas de tratamientos con dietas hipocalóricas de algunos centros conocidos.

La propuesta de tratamiento sino igual, resulta demasiado similar. 

Sus acciones cotizan como resultado de la demanda del público. Público que por su naturaleza adictiva resulta altamente dependiente o demandante para satisfacer su demanda que ha perdido en principio la medida. Uno de los cuestionamientos a las dietas hipocalóricas, es que deben realizarse en períodos breves de entre 14 días a 3 meses.

Un alto porcentaje de pacientes comienzan con este tipo de dietas hipocalóricas pero sin haber llegado al peso deseado o al propuesto clínicamente, dejan de cumplir con el riguroso dispositivo de tratamiento, aumentando varios kilos en muy breves lapsos de tiempo, comenzando un peligroso juego de idas y vueltas que desvirtúa y desgasta al tratamiento al punto de volverlo ineficaz para sí mismo.

Entonces resulta propicio revisar el uso excesivo de los dispositivos terapéuticos de dietas hipocalóricas, efectivas para tratamientos intensivos de corto plazo para obesidades e hiperobesidades, pero nos preguntamos si deberían usarse para sobrepesos de 5/7 kilos y si corresponde a cualquier edad y sexo por igual.

Ya que en muchos casos de sobrepeso, no de obesidad, pareciera gatillar ante las restricciones alimentarias y posteriores ingestas de mayor cantidad calórica a la normal, aumentos de peso superiores al rango habitual que dichas personas venían teniendo en su historia.

En algunos pacientes se han observado cuadros posteriores a la dieta de hipotiroidismo, de osteoporosis, de pérdida de masa muscular.

Algunos pacientes terminan generando dependencia en el mediano y largo plazo. Ya que el modo de realizar estos tratamientos es asistiendo diariamente a los grupos -que actúan de soporte y contención para llevar a cabo estas dietas-. Y algunos pacientes necesitan estar casi el mismo tiempo que antes estaban comiendo, o sea mucho tiempo, dependientes de los centros médico- grupales a los que asisten. 

Una dependencia por otra.

Escuché a un paciente decir una vez en el centro de M. R.: "Si mi estructura es ser dependiente prefiero depender del tratamiento que de la enfermedad".

(La culpa no es del chancho sino del que le da de comer reza un dicho popular). 

Lo que resulta un negocio redondo para todos ellos.

En este sentido se abre una oportunidad de repensar a quiénes sirve más.

Una historia

En el año 1993 el Centro Terapéutico Máximo Ravenna, comenzaba a cotizar en alza al igual que había ocurrido 10 años atrás con Alberto Cormillot; y 10 años antes con Carlos Murúa

Durante los años 1987-1993 M.R. creó y coordinó los Grupos Intensivos GAMA (Grupo de Ayuno Mitigado Ambulatorio). Ravenna se aleja de Alberto Cormillot para abrir su propio Centro en el ´93; y continúa realizando los ayunos semi Intensivos con los grupos de encuentro que llamó CLAVE, (Control y Límite en Adelgazamiento Veloz) en el cual los pacientes pueden mantener un dispositivo similar a los que ya realizaban los pacientes con internaciones en la Clínica Cormillot de manera ambulatoria.

En palabras de Ravenna, él se dio cuenta que en internación "los pacientes se volvían más inteligentes en dicho estado - el estado de sobriedad se alcanza a las 72hs de iniciado el plan". 

Una vez que se logra desactivar el circuito adictivo, la persona piensa con más claridad sin sustancias que anestesien el contacto con su registro emocional y cognitivo.

Si comparamos la oferta de tratamientos actuales de los 3 médicos observaremos más similitudes que diferencias.
 
Aún hoy en la Clínica de Cormillot se realizan internaciones (pacientes que duermen en la clínica) o internación de día para quienes prefieren regresar a su hogar durante la noche.

Las mismas están indicadas para personas que: tienen un sobrepeso de más de 20 kilos; necesitan un tratamiento intenso o rápido. Sufren complicaciones a causa de su exceso de peso.

En todos los casos el programa mínimo es de 14 días.

De modo similar, Murúa sigue ofreciendo un dispositivo intensivo de encuentros que en sus propias palabras describe así:

Tratamiento intensivo

"Este tipo de tratamientos se hace con un control terapéutico muy cercano, diario en el intensivo y día por medio en el del semi-intensivo. Esto facilita la adherencia al plan alimentario y de actividad física lo que ocasiona un rápido descenso de peso con el consiguiente entusiasmo por parte del paciente, lo que ayuda aun más al cumplimiento del tratamiento.       
Luego se continúa con otro  programa, disminuyendo la intensidad de los controles, hasta alcanzar el peso corporal adecuado y luego aprender a mantenerse. Hay una mejoría importante en las complicaciones de la obesidad (hipertensión arterial, colesterol, etc.) al bajar esos primeros kilogramos en forma más o menos rápida. No es adecuado programarlos con dietas de muy bajo valor calórico pues pueden producir pérdida de masa muscular y ocasionar un deterioro metabólico absolutamente contraproducente. De acuerdo a cada paciente el plan alimentario se puede realizar con suplementos alimentarios, dietas proteicas o dietas mixtas."   

Y resulta imprescindible incluir a Sergio Iribarren -poco o nada conocido por los medios-que habiéndose formado junto a Murúa y luego de trabajar 10 años en el Centro M. Ravenna se independizó en 2004, fundando su propio Centro Adelgozar. Contribuyó junto a M.R a conceptualizar el tratamiento como un método que se instaura con el corte, le sigue la distancia (no ingerir alimentos cuya composición y sustancias químicas resulten -adictivas: hidratos de carbono simples, harinas, grasas), medida, se va entrenando en comer porciones pequeñas y suficientes (viandas o porciones equivalentes a 150/ 200 calorías). integración; y agrega un reciente y último concepto continuidad. Recuerda a sus pacientes que el tratamiento consta de 2 fases: la del adelgazamiento y la del mantenimiento; y enfatiza que el adelgazamiento está más del lado de la distancia así como el mantenimiento del lado de la medida.

Anuncia que el adelgazamiento debe ser breve y el mantenimiento para siempre. 

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