sábado, 24 de diciembre de 2011

NOTA DE OPINIÓN


OBSESIONES HEGEMÓNICAS

De Radio Colonia al estallido de la web

El Ejecutivo Nacional, a través del deseo kirchnerista de instalar el discurso, emplea ingentes dineros públicos para obtener un monopolio de medios oficiales y, al mismo tiempo, despedazar a los medios no controlados. Es una larga guerra que la Presidente tiene perdida por más que crea ir ganándola.

por JORGE HÉCTOR SANTOS


CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Si la sociedad argentina tuviese conciencia que su principal flagelo es la corrupción tomaría mayor dimensión del daño que le hacen sus gobernantes cuando con impunes actos delictivos se apropian de dineros públicos.

Los presidentes, legisladores y todo el aparato burocrático que ellos colocan para administrar el Estado no pueden “quedarse” con los dineros del erario público porque al hacerlo, el dinero de los contribuyentes a su mantenimiento es utilizado en desmedro de la educación, salud, seguridad, etc., y por otro lado, obviamente están cometiendo un ilícito.

Los dineros del Estado tampoco pueden ser empleados para “subsidiar” vía manejo discrecional de la publicidad pública la creación o subsistencia de medios privados que cultiven la alabanza al gobierno en desmedro de los que los critican.

Tampoco los medios del Estado, radiotelevisión y agencia de noticias, pueden ser empleados por los gobernantes como propios, esta es una forma de velada corrupción; como, por ejemplo, los fondos del erario público que se destinan, por Canal 7, a  ‘6, 7, 8’.

El ‘Fútbol para Todos’ es la obra maestra del despropósito donde se ‘subsidia’ a la AFA y a los clubes de fútbol con el dinero de todos. Si en un país donde los niveles de pobreza y de indigencia son dibujados por el Indec (otro hecho de corrupción encubierta y de incumplimiento de los deberes de funcionarios públicos) cómo es posible llegar a emplear más US$ 250 millones en actividades circenses y tan ligadas a hechos ilegales (como el enriquecimiento de dirigentes con clubes quebrados o el sostenimiento de barrabravas).         

Más de 170 medios de toda índole en todo el país están en manos de obsecuentes del  relato oficial para tratar de instrumentar el pensamiento único (en muchos casos la mentira en reemplazo de la realidad).

Pero la ambición de la autoritaria presidente no se detiene ahí. De cualquier forma quiere erradicar del mapa, empleando hasta formas temerarias -muchas de ellas alejadas de forma elementales de la legislación vigente- a los llamados medios independientes que tienen, en contraposición a esta presión, una mirada cada vez más crítica del gobierno.

El gobierno incluso cuenta a su favor con empresarios devenidos en oficialistas, como Daniel Vila-José Luis Manzano- para tratar de llevar adelante acciones que el Ejecutivo intentó pero fracasó. Quienes se prestan a este juego quieren quedarse con el negocio que está de por medio, demostrando una vez más que para algunos la ambición no reconoce escrúpulos.

También están los otros medios, que aparentando ser independientes, callan lo que sucede, no lo informan; tratando de sacar provecho económico de tal comportamiento; como se ha podido verificar en el procedimiento judicial llevado a cabo en Cablevisión.

Si el enemigo número uno del gobierno son los medios críticos (Clarín y La Nación, seguidos de lejos por Perfil) y el pueblo votó a la presidente por aplastante porcentaje, mucho no se entiende qué interés persigue la presidente y sus lacayos en pensar que tales empresas de comunicación pueden llegar a perjudicar su presente y futuro si es que tuviesen confianza en los actos de gobierno que llevarán a cabo.

Alguien del circulo cercano a la presidente debería decirle que sería bueno para ella que no todos los medios le respondan; así al menos se dibujaría una supuesta libertad de expresión que cada vez más está acechada en la práctica.

Sin embargo, además de que nadie se atreve a decirle lo que piensa a la presidente y esta a aceptarlo; Cristina está convencida que debe vengarse de Clarín y también de La Nación, medios que alguna vez fueron socios, especialmente el primero.

Cristina, cual Néstor, concibe el poder como un atributo totalitario y bien de familia. Santa Cruz habla por sí solo de esto, y como alguna vez dijo el filósofo alemán Friedrich Nietzsche “en la venganza, como en el amor, la mujer es más bárbara que el hombre”.  

No obstante, más temprano que tarde, la presidente se anoticiará que tener todos los medios subordinados al relato propio no le asegurará audiencia y lectores, como lo puede comprobar hoy mismo, donde todos los medios críticos son líderes en sus rubros.

Los medios críticos, debería saber la presidente, no solo son escuchados por la mayoría del público que aún votándola quiere saber la verdad, sino incluso por aquellos que siendo fanáticos de ella quieren saber qué opinan los que discrepan y no adhieren a la narración de un pasado deformado y de un presente acomodado a los caprichos y necesidades gubernamentales.

Mientras tanto, la sociedad argentina en su mayor parte, percibe esta lucha como lejana, que no la afecta.

Es cierto son luchas de poder pero la afectarán aunque ni siquiera estuviera de por medio la libertad de información y de opinión. La sufre porque para llevar adelante esta guerra se usan fondos y muchos horas/hombre de funcionarios públicos que están aplicados a esta contienda, y porque mientras tanto con estos conflictos se siguen tapando aspectos de la economía que han entrado en zona de riesgo y que el gobierno no atiende, disimula o trata equivocadamente.

Como si esto fuese poco quién puede dudar que 2012 traerá  un cuantioso castigo al bolsillo, en especial  de la clase media, que verá cómo se esfuman sus ingresos con aún mayor velocidad que hoy. Esto incidirá en el clima social que los medios no reflejarán porque dependerán masivamente de la ‘reina’ votada masivamente en 2011.

La presidente terminará convenciéndose que cuando los argentinos, con el 1er. Perón, vivieron una situación como la que ella pretende instalar, Radio Colonia  fue el refugio donde encontraron la realidad los argentinos.

Hoy, esa alternativa, está en la ingobernable web, que ya ha dado muestras de su poder en muchos lugares del mundo para aglutinar almas descontentas.

Twitter: @santosjorgeh

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