miércoles, 31 de agosto de 2011

INFORME ESPECIAL


Los adolescentes: entre la Educación y el mundo del trabajo
Tres de cada diez jóvenes argentinos se encuentra inmiscuido por necesidades familiares en el mercado laboral, originando un fuerte retraso en su avance educativo. Por qué la educación es importante de la boca para afuera y nunca se hace nada para solucionar el déficit educativo que existe en la sociedad argentina


En la Argentina, todos los años parece repetirse la misma historia, sobre todo en épocas de elecciones, que es ver a todos los partidos políticos y sus candidatos presentar grandes propuestas para mejorar la calidad educativa en el país, pero una vez llegados al poder se olvidan de esas promesas, y continúan con el mismo mecanismo de deterioro de la educación pública que se ha venido llevando adelante en las últimas décadas.

La Argentina instruida, con un alto nivel de educación y de ciudadanos con educación universitaria parece haber quedado de lado, dando paso a la Argentina de la descompresión social y la inequidad educativa. Las políticas neoliberales implementadas en nuestro país a partir del golpe de Estado de 1976 y continuada por los gobiernos democráticos, principalmente durante la década de los ’90, planteó la desigualdad social como un método de vida, con ricos que cada vez tienen más y con pobres que cada vez tienen menos.
 
Un estudio efectuado por el Observatorio de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina (UCA), da cuenta de esta realidad alarmante que es ver cómo los adolescentes en vez de estudiar e instruirse de cara al futuro, debe salir a buscar oportunidades en el mercado laboral, que muchas veces los explota y los trata sin ninguna clase de derechos.

Aproximadamente, 5,8% de los adolescentes entre 14 y 17 años “no estudia ni trabaja” en las grandes ciudades de la argentina; 4,6% “trabaja y no estudia”; 27,8% “estudia y trabaja” y 61,7% “sólo estudia”. La situación de “no estudiar ni trabajar” guarda estrecha correlación con la estratificación social y el espacio socio-residencial en un sentido claramente regresivo para los adolescentes en situación de pobreza y en espacios residenciales de urbanización informal (villa o asentamiento). tanto es así que 1 de cada 10 adolescentes en villas o asentamientos “no estudia ni trabaja”.

El informe de la alta casa de estudios indica que la probabilidad de “no estudiar y trabajar” no registra diferencias significativas según el sexo de los adolescentes. aunque registra diferencias sociales muy relevantes. los adolescentes que residen en villas o asentamientos registran 14,6% de probabilidad de encontrarse en dicha situación frente a 3,1% en los barrios de urbanización formal de nivel medio. Dicha desigualdad social también se advierte en términos de la estratificación social, en tanto 11% de los adolescentes en el estrato muy bajo “no estudia y trabaja” frente a tan sólo 1% en el estrato medio alto.

La proporción de los adolescentes que “trabajan y estudian” es mayor aunque guarda similitudes con los adolescentes que “sólo trabajan”. en efecto, la  probabilidad de “trabajar y estudiar” es mayor a medida que desciende el estrato social y en este sentido es mayor en espacios socio-residenciales desfavorables. Casi 4 de cada 10 adolescentes en espacios urbanos informales “trabajan y estudian” mientras que 2 de cada 10 está en igual situación en barrios de urbanización formal de nivel medio.

Por otro lado, la otra cara de estas situaciones es la de los adolescentes que “solo estudian” que si bien son la mayoría de este grupo de edad, tienden a incrementarse a medida que aumenta el estrato social de pertenencia y mejora el espacio social de residencia. Mientras que 8 de cada 10 adolescentes en el estrato medio alto “sólo estudian”, 4 de cada 10 también lo hace en el estrato muy bajo. entre los adolescentes que viven en espacios urbanos informales 3 de cada 10 “sólo estudian” frente a 7 de cada 10 en los barrios urbanos formales de nivel medio.

Los objetivos a los que el gobierno nacional debería apuntar para una excelencia educativa, son sencillos, primero, recuperar la concepción humanista de la educación y darle un mayor desarrollo; segundo,  incorporar como valor fundamental el respeto a la diversidad; y tercero, evitar profundizar la fragmentación social que se da a través de la aplicación de modelos que dicen ser inclusivos, pero que sólo responden a intereses mezquinos y ajenos al ideario popular.
 
Desde el Estado nacional debe darse el debate de saber ¿qué país queremos para nuestro y para el futuro?, y a partir de allí, generar el Plan Estratégico que dé respuesta a la inequidad, a la exclusión, inclusión y justicia social, que tanto se pregona desde los atriles y actos públicos, pero pocas veces llevadas a la realidad, para que a partir de allí con su profundización sean las instituciones educativas.

Un país sin educación, es un país fácil de dominar y de someter, por lo que es una tarea pendiente por parte del Estado (y lo ha sido desde el regreso de la democracia allá por 1983), brindar todas las armas del conocimiento necesarias a la población, para que de esa manera el individuo se pueda desarrollar y crecer en la vida. CNA

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