jueves, 15 de febrero de 2018

ALCAHUETES Y ALCAHUETAS: MANUAL DEL BUEN FUNCIONARIO

OPINIÓN / MUCHO PELOTUDEO 

Andrés Ibarra empeñado en tareas inútiles.

Por LUIS ALEJANDRO RIZZI Abogado especializado en Derecho Comercio, con experiencia en la gestión del aerocomercio. 

(U24) - La Jefatura de Gabinete de Ministros, mediante la decisión administrativa 85/2018 aprobó lo que dio en llamar “Lineamientos de Buen Gobierno para Empresas de Participación Estatal Mayoritaria de Argentina”, una suerte de manual para poder llegar a ser un buen funcionario y figurar en un supuesto cuadro de honor. 


No es fácil de leer ese manual de buenas intenciones que no solo se preocupa en destacar obviedades, como si se tratara de un texto magistral, sino que su estilo es propio de buenos efebos, una suerte de barroco populista de naturaleza dogmática que se pierde en la retórica vacía y en un inútil énfasis.

Lo grave es que con este tipo de “instructivos” o manuales propios de un nivel inicial de educación pre escolar, se cree que se educa para la “alta gerencia”, cuando se mantiene como presidente de Aerolíneas Argentinas a un funcionario que usó como referencia de excelencia en las relaciones laborales a Arabia Saudita, el señor Don Mario Dell’ Acqua.

Muchas de las recomendaciones incluidas en el “manual” son meras obligaciones legales no solo de quienes gerencian y dirigen sociedades privadas, sino también sociedades de propiedad estatal, por lo tanto como solía decir un maestro del Derecho, Alfredo Colmo, se trata de un manual de superfetaciones.

Superfetación: En la Biología es la concepción de un 2do. feto durante el embarazo. De lo contrario, es la repetición inútil de un concepto. El “manual” se pierde en un laberinto de recomendaciones que, tal como dice el refrán, provocan “vergüenza ajena”.

En la introducción se hace una distinción entre principios del buen gobierno y los respectivos lineamientos, aclarándose que en caso de conflicto entre ellos prevalecerán los “principios”. Nos imaginamos reuniones interminables para resolver ese tipo de conflictos en defensa de principios inmaculados.

Un capítulo se titula 'Relevancia de Contar con un Sistema de Denuncias' y dice: “…Las líneas de denuncia, en particular cuando permiten la denuncia anónima,(sic) son los mecanismos más confiables para detectar patrones de conducta irregulares como primer paso para su determinación y remediación posterior. Se recomienda que las empresas cuenten con múltiples canales independientes y efectivos (vía web, correo electrónico, línea telefónica) y que sean accesibles a todos los empleados, así como a terceros y partes relacionadas” (sic).

Acá se fomenta la alcahuetería que en una de sus acepciones se la llama “correveidile”, persona que se dedica a traficar chismes. Lo que se debe fomentar es la responsabilidad del denunciante, que es un signo de madurez de la persona aunque la misma sea equivocada. Fomentar la denuncia anónima es un camino para facilitar las intrigas internas y venganzas o bien para fortalecer antipatías personales.

Personalmente, siempre he despreciado en el ámbito privado a las denuncias anónimas.

Más adelante se dice con relación al Estado: “Como accionista esperamos ver una participación mayor de las mujeres tanto en posiciones jerárquicas como no jerárquicas.” (sic) Si, tal como se dice en otra parte, de lo que se trata es de contar con “talentos” queda dicho que también se incluyen a las “talentas”.

Resulta lamentable esta prescripción: “Sería recomendable que las empresas compartan con la sociedad, y actores vinculados al negocio, su estructura y políticas de toma de decisiones. Dicha práctica se traduce en la publicación en la página web de la empresa de la conformación, responsabilidades y antecedentes de los miembros que conforman el Directorio como así también de los gerentes y/o directores con responsabilidades ejecutivas.”

Lo que se debe generar es la participación del personal en la toma de decisiones, capacitándolo al efecto, pero poco y nada tiene que ver con la utilización de la tecnología disponible para difundir antecedentes y responsabilidades de los directores. Esto suena a viejo y pasado de moda.

Este “manual” del funcionario que quizás deba aprenderse de memoria para obtener buenas notas en los monitoreos que deberán hacer los ministros de cada área al final de cada año.

Este documento nos demuestra realmente en que está el gobierno, en la minucia de lo inútil, que es un modo ilegitimo de ejercer el poder.

Tal como dijo Ortega, allá por la década del '30, porque no se deciden a las cosas… en vez de pelotudear…

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