miércoles, 7 de diciembre de 2011

ECONOMÍA


OTRA VEZ LA ARGENTINA PROMETE CANCELAR CON EL CLUB DE PARÍS

Se llama Hernán pero ya le dicen Pedrito

 La promesa de Amado Boudou a los gobiernos integrantes del Club de París fue, hace algo más de 1 año atrás, resolver las obligaciones pendientes y en default del Estado argentino, antes de que concluyera 2011. La promesa del sucesor de Boudou, Hernán Lorenzino, es resolverlo en 2012. Pero, por los incumplimientos, las promesas argentinas tienen escasa credibilidad.

En el seminario que Urgente24 ya había anticipado como el escenario propicio para que Hernán Lorenzino se estrenara como ministro de Economía, él destacó: "la Argentina atravesó una reestructuración de deuda soberana sin precedentes, con una importante participación del sector privado y atendiendo intereses en juego".

Luego: “Queremos poner sobre el tapete un tema que es absolutamente relevante de cara a lo que creemos es una insuficiente reforma del sistema financiero internacional. El objetivo que Argentina se ha propuesto es el de instalar el tema de la reestructuración de deuda soberana y la ausencia de mecanismos para ese fin, en la agenda mundial”.

Pero la Argentina ya ha prometido en varias ocasiones resolver sus problemas pendientes con el Club de París, y nunca cumplió. Por eso cuando se habla del Gobierno argentino, en el Club de París se alude al cuento de Pedrito y el Lobo.

Sin embargo, tema del financiamiento del Estado será un tema central para Lorenzino, quien insiste en que su objetivo es lograr que la Argentina pueda ingresar a los mercados internacionales de deuda sin tener que pagar tasas de interés que "no se condicen con los fundamentos de la economía argentina".

Algo tendrá que resolver, además de presionar a la banca comercial doméstica para que aporte más (sabiendo que dinero que va al Fisco es dinero que se resta para la oferta al sector privado).

Pero resulta difícil normalizar lo financiero con problemas en lo estructural como resulta el sistema informativo del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, irregularidad que a su vez impide cumplir con el artículo IV del FMI -permitiendo revisión de la economía doméstica-.

Loenzino ya conoce de problemas: no consiguió resolver un canje de bonos en USA que apostaba a salir parcialmente del default con bonistas, reabriendo así el canje de Néstor Kirchner y Roberto Lavagna.

El otro frente externo complejo es el de las demandas contra la Argentina en el marco del tribunal arbitral CIADI. De acuerdo a Guillermo Laborda, de Ámbito Financiero, "allí Lorenzino podría barajar la posibilidad de lanzar una ley de consolidación de pasivos. Sería una salida con el pago en títulos públicos a valor nominal de las demandas formadas ante ese tribunal del Banco Mundial."

Luego de Lorenzino, el vicepresidente electo y ministro de Economía saliente, Amado Boudou, exhibió, con un grotesco llamativo, toda su impotencia: "Mientras sigan existiendo las calificadoras de riesgo, los recursos van a seguir fluyendo de los que menos tienen a los que más tienen. Y esto disminuye la posibilidad de crear más puestos de trabajo y de fortalecer el mercado interno".

Boudou comentó que "antes de los '90, las calificadoras no tenían la importancia que tienen hoy en el sistema financiero y sin embargo, el sistema financiero existía igual". (¿?)

También: "Parece que la economía es una ciencia en la que se puede prescindir de las ciencias sociales, pero esto no es así. Detrás de la filosofía económica hay siempre una filosofía política, sobre todo en la toma de decisiones, y eso es determinante en los resultados".


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