miércoles, 6 de julio de 2011

INFORME DE SITUACIÓN


Un fantasma que sobrevuela la gestión kirchnerista

A medida que el gobierno nacional niega el aumento de la pobreza en nuestro país, la realidad vuelve a pegarle un duro cachetazo al oficialismo. Por qué la Argentina no puede frenar este flagelo, y las medidas gubernamentales para detener una plaga que consume al mundo y daña sus posibilidades de crecimiento de cara al futuro


Las estadísticas nos ayudan para ver como afectan determinados temas a la sociedad y la manera en que se puede ayudar a la gente que sufre estos problemas. El de la pobreza es uno de los básicos para intentar entender por qué el país ha ido retrocediendo a pasos agigantados en las últimas décadas, perdiendo el lugar de privilegio que alguna supo ocupar en el mundo.
 
Desde la Iglesia católica se habla de más de un 30% de la población sumergida en la pobreza, con casi un 10% en la indigencia, lo que resulta una inmoralidad para uno de los países productores de alimentos por excelencia. Desde distintas organizaciones sociales que se encargan de combatir este flagelo en la sociedad, son innumerables las críticas que se le lanzan al gobierno nacional por su falta de iniciativas viables para acabar con este problema.
 
El oficialismo se encargó de resaltar que durante los primeros cinco años de la gestión K, hubo un crecimiento económico ininterrumpido, pero la realidad marca que a pesar de ese crecimiento inocultable que vivió el país, los sectores vulnerables siguieron siendo igual de perjudicados que en los ’90, y la pobreza, la marginación, la indigencia y la menor inserción social de los más pobres siguió en ascenso, sin que los números macroeconómicos llegaran a los que más sufren las vicisitudes diarias de nuestra economía.
 
A pesar de los números optimistas que marca el Indec de Guillermo Moreno con respecto a este tema, donde se asegura que la pobreza en los siete años de gobierno ha disminuido más del 30 por ciento llegando a niveles apenas superiores al 10%, quienes tienen la responsabilidad de estar diariamente peleando para encontrar fondos para tratar de rescatar a las personas de la extrema pobreza, dicen que la misma se ha incrementado en vez de mermar, y que los planes que se han lanzado tanto del gobierno nacional como de los gobiernos provinciales, no han dado en la tecla y en vez de ser una solución, en muchos casos ha terminado siendo un problema.
 
Hace unas semanas atrás, un estudio efectuado por el diputado nacional y dirigente de la CTA , Claudio Lozano, al mando del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP), sacó un informe en el cual se afirma que desde los años 2006 al 2010, la Argentina incrementó su cantidad de indigentes en 1,1 millones de personas, pasando de 4,3 millones a 5,4 millones de habitantes.
 
De esta manera, se deduce que en nuestro país siete de cada diez chicos que nacieron en territorio nacional, pasaron a ser miembros de la pobreza profunda que vive la Argentina desde hace décadas, no cubriendo sus necesidades básicas ni pudiendo alimentarse como un chico debe para crecer sano y feliz en este mundo.
 
Según datos proporcionados por la Consultora Ecolatina , en el año 2010 la pobreza afectó al 30,9% de la población y la indigencia al 10,6%. Para la consultora Equis, el 30 % de los argentinos está en riesgo de caer en la pobreza, y dos de cada ocho personas ya estaría por debajo de esa línea, siendo la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal las dos jurisdicciones donde más se agravó la problemática en el último año. Según el sondeo, la pobreza afecta al 20,7 por ciento de la población activa y la indigencia al 5,7 por ciento, mientras que otro 30,4 por ciento "está en una situación de riesgo inmediato de caer en ella".
Los planes sociales fueron una solución parcial para un determinado momento de la Argentina donde la crisis era mayúscula y no se contaba con los recursos necesarios para paliar este grave problema por parte del Estado. Pero los años pasaron y los planes se siguen sustentando en cifras miserables, en momentos en que en la Argentina la canasta básica alimentaria trepa a más de 1.500 pesos para una familia tipo.
 
Si se piensa desde las autoridades en medidas que sólo tienden a una solución para el hoy, pero no se piensa en soluciones a largo plazo que tiendan a acabar con este flagelo en serio, el país seguirá estando al nivel de los peores del mundo, con una pobreza cada vez más creciente y con un país sumergido en la miseria, que seguramente no es para nada el que soñaron aquellos que ayudaron a hacer grande a la Argentina en su momento.
 
Como puede verse, un problema que en vez de amainar tiende a agravarse, debido en gran causa a la falta de políticas activas por parte de todos los gobiernos de la región a acabar con el hambre, a pesar de que todos los mandatarios se han encargado de asegurar en reiteradas oportunidades que ponen todo su empeño en trabajar para que en la región haya “hambre cero” y que ningún chico menor de 18 años pase hambre, lo que implica para la mayoría de ellos, un serio delito que los Estados deben dar solución en forma inmediata.
 
Es necesario que el Estado tome las riendas en el asunto para de esa manera tender a un mejoramiento gradual y sustancial de la situación social, para de esa manera acrecentar las condiciones de vida de los individuos, que procure atender las causas y no que atienda los hechos consumados. Sólo así la Argentina podrá volver a recuperar la excelencia que supo tener en una época, y evitar que se siga cayendo en el desgaste y deterioro de las últimas décadas.

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