AGENCIA / POLÍTICA
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Economía & Regiones) Cada vez más cerca de las elecciones, y sin un escenario fácil de anticipar, ya que los candidatos presidenciales no muestran señales de posibles planes económicos, la consultora 'Economía& Regiones' elaboró los escenarios posibles.
La pregunta a contestar en su informe fue: ¿después de cuatro años de estanflación (estancamiento y alta inflación), Argentina podrá volver a crecer en 2016 y en los años subsiguientes?
Sostiene que el país dejó de crecer cuando se estableció el Cepo, que conduce naturalmente hacia la estanflación porque, al perpetuar el exceso de demanda en el mercado cambiario, convalida exceso de oferta (recesión e inflación) en todos los otros mercados de la economía.
"Luego, si se mantiene el cepo, Argentina tiene asegurado no volver a crecer. Por eso, sí o sí, hay que levantar el cepo, aunque esta medida aislada no nos va a devolver por si sola al sendero del crecimiento. Es decir, levantar el cepo es condición necesaria pero no suficiente para volver al crecer.
Argentina no crece porque su sector privado tiene serios problemas de competitividad, es decir no puede hacer negocios, producir más y ganar dinero. Y el Cepo es el primer “destructor” de la competitividad.
Los capitales internacionales no invierten (mayor producción) en países donde no se puede girar dividendos o retirar las utilidades.
Sin embargo, el Cepo no es lo único que destruye la competitividad de sector privado argentino.
La competitividad, que no sólo es tipo de cambio, se ve negativamente afectada por otros factores como el desalineamiento entre la productividad del trabajo y el salario real, la presión impositiva record, la baja calidad del gasto público, el elevado riesgo país, la mala política monetaria, la alta inflación y la falta de confianza.
Todas estas variables dependen de la política económica que desarrolle el gobierno de turno. Por el contrario, la competitividad también depende de la tasa de interés internacional y de los términos de intercambio; variables que son exógenas para cualquier gobierno.
En resumen, si no se encara un plan económico integral que actúe en forma conjunta sobre todo este escenario, Argentina no podrá volver a crecer en forma sustentable durante todo el próximo mandato presidencial."
De esta manera, la consultora elabora los escenarios posibles, y lo que ello provocaría:
1.- Sin Cepo y con Reforma Monetaria y Fiscal: crecimiento con Inflación en baja y estabilidad cambiaria
(...) la liberación del mercado de divisas, manteniendo un sobrante de pesos elevado ($200.000 MM) y pocas reservas netas (¿usd10.000 MM a fin de año?) resulta muy peligroso, porque conduciría a una fuerte devaluación con rápida traslación a pesos.
El sobrante de pesos alimentaría primero la suba del dólar y más tarde convalidaría el aumento de precios.
Para evitar dicho escenario, hay que absorber (con deuda y luego de un acuerdo con holdouts) el sobrante de pesos. Sin sobrante de pesos, la liberación del Cepo no vendría acompañada de fuerte devaluación (no hay pesos “de más” para correr contra los dólares).
A su vez, es necesario acompañar la eliminación del Cepo con la implementación de una reforma monetaria. Se requeriría reformar la Carta Orgánica del BCRA e implementar un sistema de metas inflación. De modo que la política monetaria se base en el crecimiento de los agregados monetarios, asegure que no se emita “de más” y así bajen las expectativas
(racionales) de inflación.
Con un nuevo BCRA expandiendo la oferta monetaria en línea con la demanda de dinero, no habrá excedente de pesos y por ende el tipo de cambio podrá flotar con estabilidad en un marco de inflación en baja.
Paralelamente, será necesario corregir el desequilibrio fiscal, para que pueda disminuir la presión tributaria e incrementar la competitividad del sector privado. Es decir, una reducción del gasto público en términos del PBI, que debería focalizarse sobre los subsidios económicos (no sociales) para corregir la distorsión de precios relativos, incentivar la inversión y apuntalar la demanda agregada, permitiría reducir la presión tributaria.
En el corto plazo, el desequilibrio fiscal inicial se financia con endeudamiento, cuyo costo sería muy inferior al actual debido a la normalización de la deuda (holdouts) y la eliminación del cepo; es decir caída del riesgo país. En el mediano y largo plazo el sector público tiende al equilibrio de la mano del crecimiento económico, que resurge como consecuencia del renacimiento de la competitividad del sector privado, cuya mejora se manifiesta a partir de la eliminación de cepo, equilibrio cambiario, baja del riesgo país, reducción de la presión fiscal y del gasto público y baja de la inflación.
Es necesario conseguir el equilibrio fiscal para que haya más ahorro doméstico, mayor financiamiento de la inversión y más acumulación de capital con creación de puestos de trabajo genuinos y así aumente la productividad y puedan subir genuinamente los salarios, el consumo y demanda agregada. Por el contrario, sin reducción del déficit fiscal sólo hay dos escenarios posibles:
i) poco ahorro e inversión, sin creación de empleo y falta de crecimiento;
o ii) generar más ahorro privado redistribuyendo ingresos desde los más humildes a los que más tienen, lo cual, no parece factible.
Este escenario contempla medidas de shock y medidas graduales. El acuerdo con los holdouts, la absorción del stock sobrante de pesos, la apertura del Cepo y la Reforma Monetaria con nueva carta Orgánica para el BCRA tienen características de shock. Los anuncios fiscales, también.
Sin embargo, los efectos de la Reforma Monetaria y Fiscal no se materializan de “un día para el otro”, sino que se plasman gradualmente a lo largo de los subsiguientes meses, con lo cual es fundamental el rol del financiamiento internacional.
2.- Con Cepo, gradualismo y sin Reformas Monetaria y Fiscal: falta de crecimiento con Inflación en alza e inestabilidad Cambiaria
(...) ¿Qué pasaría con el crecimiento, la inflación y el tipo de cambio en programa de gradualismo? Sin apertura del cepo, el sector privado argentino continuaría siendo muy poco competitivo para atraer inversiones, por lo que continuaría sin acumular capital y sin generar nuevos puestos genuinos de trabajo.
Paralelamente, sin correcciones de fiscales de fondo, el desequilibrio fiscal no podrá ser financiado con deuda sino con más emisión, con lo cual el desequilibrio monetario continuará en alza y el sobrante de pesos ejercerá mayor presión sobre los precios y el tipo de cambio. Luego, probablemente la aceleración inflacionaria presionará sobre el tipo de cambio oficial que enfrentará continuas devaluaciones y la brecha se ensanchará, con lo cual el dólar paralelo le ganará a la inflación.
No se podrá abrir el Cepo y si se abriera, lo más probable sería que nuestra economía terminara experimentando crisis como las de 1959 y 1975 en las cuales hubo fuertes devaluaciones y procesos inflacionarios.
En resumen, sin apertura del cepo, con gradualismo y sin reformas monetaria y fiscal de fondo, lo más probable sería un escenario con caída de PBI, destrucción de empleo, aceleración inflacionaria, inestabilidad cambiaria y aumento del riesgo país; todo un coctel muy dañino para la competitividad del sector privado argentino.
3.- Con Cepo, pero con Reformas Monetaria y Fiscal: recesión sin reducción significativa de la Inflación y Brecha Cambiaria
Si bien resulta menos probable, un tercer escenario potencial sería que el nuevo gobierno reconociera que el origen del problema es el desequilibrio fiscal, pero optará por “aprovechar” el Cepo para llevar a cabo el ajuste.
De acuerdo con esta visión, el ajuste fiscal permitiría bajar la dominancia fiscal y disminuir la emisión, con lo cual se dejaría de generar un sobrante de pesos y consecuentemente la presión sobre los precios y el tipo de cambio tenderían a relajarse en el tiempo. Paralelamente y según este enfoque, el cepo se mantendría para evitar que el sobrante de pesos, en lento proceso de licuación, corra contra los escasos dólares del BCRA.
El problema es que hacer el ajuste fiscal sin levantar el cepo conduce a una recesión. Hacer el ajuste fiscal implica aumentar el ahorro de la economía, ya que se reduce el desahorro del sector público. Sin embargo, con cepo cambiario, dicho incremento del ahorro no tendría como contrapartida un aumento de la inversión, por lo que se generaría una reducción de la demanda agregada y un exceso de oferta en el mercado de bienes que conduciría a una recesión significativa.
Aunque, como en el mercado de dinero sigue habiendo exceso de oferta porque no se absorbió el sobrante inicial ($200.000 MM), el desequilibrio de precios relativos y la presión sobre el nivel general de precios continúan vigentes, por lo tanto, no se lograría una disminución sustancial de la inflación, ni de la brecha cambiaria.
En este escenario, no se puede descartar que los hacedores de política económica apuesten a conseguir financiamiento externo en dólares para reforzar las reservas y así poder adelantar en el tiempo el levantamiento del Cepo.
El punto central es que vemos poco probable que el mundo esté dispuesto a financiar (como se necesita) a un Programa Económico que no sólo no se compromete a levantar (instantáneamente) el Cepo Cambiario, sino que convalida el mantenimiento de las distorsiones de precios relativos y presiones inflacionarias en el tiempo.
En este sentido, sólo basta recordar que en un contexto global de 190 países, sólo 8 tienen tipos de cambios múltiples y trabas cambiarias (Angola, Argentina, Mongolia, Nigeria, Sierra Leona, Sudán, Uzbekistan y Venezuela); de modo que resulta más atractivo financiar a los otros 182 países.
Tras el análisis de estos escenarios, el informe concluye que las empresas sólo podrán anticipar un escenario con crecimiento, descenso de la inflación y estabilidad cambiaria si y sólo si se da un acuerdo con holdouts y apertura de los mercados de deuda; la absorción del sobrante de pesos ($200.000 MM); la apertura instantánea del Cepo; y la reforma fiscal con baja de presión tributaria y descenso del ratio Gasto Público/PBI, además de Reforma Monetaria con nueva Carta Orgánica del BCRA.
"Sólo una apertura eficiente del Cepo puede conducir al indispensable equilibrio general que siente las bases para que la economía vuelva a crecer después de cuatro años."
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