martes, 31 de enero de 2012

POLÍTICA

Obsesión K: Difundir que hay diferencias en la CGT



AGENCIA/CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Hasta ahora, el choque de Hugo Moyano con Cristina Fernández se ha circunscripto al Sindicato de Choferes de Camiones. Esto quiere decir que no incluye a la Confederación General del Trabajo.
 
Las medidas de fuerza y las negociaciones en curso se refieren a cuestiones del Sichoca (siglas de la organización de Moyano), pero la reacción gubernamental apuntó a que es la CGT la protagonista del conflicto, apreciación que es falsa.
 
¿Por qué la CGT opinaría sobre un conflicto del Sichoca y una empresa privada (Camuzzi) y otra estatal (Correo Argentino)?
 
Pero para el Ejecutivo Nacional, el conflicto es entre la CGT y el gobierno de Cristina Fernández, agregándose que no hay consenso en la CGT: esa es la 'bajada de línea' de Juan Manuel Abal Medina y Alfredo Scoccimarro a los periodistas allegados.
 
Es como si la Casa Rosada quisiera instalar que cualquier conflicto, de los muchos que comenzarán en las próximas semanas, son contra Cristina Fernández y no reclamos puntuales.
 
O como si quisiera retomar la ofensiva para dividir a la CGT o cesar cuanto antes a Hugo Moyano, quien precisamente por conocer sus límites en la CGT, mantiene el conflicto de Sichoca fuera del colectivo de la CGT (motivo por el cual quien aparece al frente es Pablo Moyano, su hijo en el gremio camionero).
 
Para ello la prensa gubernamental utiliza declaraciones del taxista Omar Viviani, hasta ahora un aliado de Hugo Moyano aunque en el mundillo de la burocracia sindical nunca se sabe; y de Carlos Gdansky, un metalúrgico diputado nacional del Frente para la Victoria.
 
Acerca del punto de vista de la comunicación gubernamental, 3 fragmentos de la prensa que pagan los contribuyentes.
 
Nicolás Lantos en Página/12:
 
"El conflicto del gremio de camioneros que se originó en una empresa privada, pero cuyas medidas de fuerza apuntan contra el Gobierno, es interpretado cerca de la Casa Rosada como parte de la escalada de Hugo Moyano.
 
El endurecimiento de posiciones aleja cada vez más a dos antiguos aliados y empieza a generar desconcierto y dudas entre las filas del gremialismo moyanista.
 
El taxista Omar Viviani, un hombre de la mesa chica del titular de la CGT, lo puso en evidencia: “Hay algunas cuestiones en las que tiene potestad el secretario general –dijo– y a lo mejor no representa al conjunto de la CGT; en este caso hay alguna división, porque algunos compañeros no están de acuerdo con enfrentar al Gobierno”.
 
Una ruptura definitiva con la Casa Rosada implicaría desmantelar una alianza que tiene expresiones en el andamiaje del PJ en todo el país, en bloques legislativos y hasta de gestión. Pero además se debería recomponer todo el escenario gremial.
 
Mientras Moyano, secundado por su hijo Pablo –adjunto del Sindicato de Camioneros–, aparece como el más decidido en este nuevo perfil de actos con críticas al Gobierno y cruces duros con ministros, muchas veces potenciados por sus viejos enemigos de los grandes medios, otras expresiones del moyanismo tratan de hacer encajar esta espinosa relación en el mismo marco de alianzas con la Casa Rosada. Un intento que por momentos aparece como bastante difícil.
 
El titular de Canillitas y diputado nacional, Omar Plaini, buscó bajar el tono a las diferencias: “Siempre hubo corrientes hacia el interior de la CGT. Eso se discute hacia adentro, después sacamos una conclusión y actuamos todos en consecuencia”, explicó, en diálogo con Página/12. Desde el Gobierno evitan opinar “para no empiojar la cancha” y advierten que, en todo caso, se trata de una cuestión interna de la conducción sindical, aunque en el entorno moyanista circula el fantasma de que el Gobierno estaría operando para desplazarlo en la elección del nuevo titular de la central obrera en junio próximo. (...)
 
“Comparto con Viviani que hay mecanismos para llegar a conseguir el objetivo que uno busca cuando está defendiendo a los trabajadores”, se posicionó ayer el metalúrgico Carlos Gdansky, uno de los pocos hombres de extracción gremial que tuvo un lugar en las listas de octubre del año pasado y que hoy ocupa una banca en la Cámara de Diputados. (...)".
 
 
Tiempo Argentino, sin firma:
 
"En una jornada cargada de declaraciones, directivos de la Confederación General del Trabajo (CGT) ventilaron en público sus diferencias respecto de la política que esa central obrera está adoptando ante el gobierno nacional.
 
El primero en lanzarse al ruedo fue el titular del sindicato de peones de taxis y secretario gremial de la CGT, Omar Viviani, quien afirmó en declaraciones a Radio 10: “Es una posición que ha planteado el compañero Moyano, hay algunas cuestiones que tiene potestad para expresar, y que a lo mejor no representan al conjunto de la CGT, también puede pasar eso; hay algunos compañeros que no están de acuerdo en enfrentar al gobierno.”
 
A renglón seguido, dijo que “siempre hay tiempo para poder reconciliar las partes; para acercar posiciones, el diálogo es fundamental, es importante ver de qué forma se le encuentra solución a los problemas sin tirar todo por la ventana”.
 
Posteriormente, Julio Piumato, en su habitual estilo, apuntó que “de los ataques a Moyano, la Biblia nos enseña: ‘Nadie tira piedras a un árbol que no da frutos’."
 
(...) En un sentido similar al de Piumato, Omar Plaini, secretario general del sindicato de los canillitas y vocal del Consejo Directivo de la CGT, planteó que “las diferencias de agenda” sobre los temas sociales prioritarios tras las elecciones de octubre son la causa de las “tensiones” en la relación de la CGT con el gobierno. (...).
 
 
Nicolás Fiorentino en el diario BAE:
 
"Omar Viviani, uno de los principales voceros y referentes que tiene el oficialismo cegetista que se aglutina detrás de la figura de Hugo Moyano, blanqueó la inocultable sectorización que convive dentro de la CGT. (...)
 
Fue la primera vez que un moyanista puro admitía que el camionero no es la voz de todos los sindicatos agrupados bajo la sigla CGT. Algo evidente, ante la existencia de otros 2 grupos que lejos están de alentar la retórica confrontativa hacia el Gobierno de Cristina Fernández, como los “gordos” y los “independientes”.
 
En el moyanismo, las palabras de Viviani no asustaron. “Claro que hay divisiones. [El secretario general de la UOM, Antonio] Caló está dentro de la CGT; [el secretario general de la UOCRA, Gerardo] Martínez, [el secretario general de Obras Sanitarias, José Luis] Lingeri, [el secretario general de Luz y Fuerza, Oscar] Lescano, todos están dentro de la CGT”, respondieron ante una consulta de BAE, para minimizar el impacto de la frase del día y poner nombres donde Viviani no los puso. Todos los miembros de la lista revisten en los grupos opositores a Moyano.
 
Ahí es donde se teje la guerra intestina que, hasta ahora, mantienen bajo la alfombra: la sucesión de Moyano. En el círculo de confianza del jefe de la CGT saben que detrás del camionero ya no está el empujón del Gobierno nacional.
 
En tanto, el Gobierno mantiene buenas relaciones con Caló y con el titular de SMATA, Ricardo Pignanelli, ambos dirigentes vinculados con el sector industrial. Tampoco es casualidad que el diputado y metalúrgico Carlos Gdansky haya salido a pedir que “se tenga en cuenta que hace muy poquito que estuvimos en una elección y que el voto soberano de la gente le dio el 54% de los votos a la Presidenta”, para colocarse del lado del Gobierno nacional.
 
En el moyanismo tampoco tomaron los dichos de Viviani como el distanciamiento de uno de los hombres más cercanos a Moyano desde que asumió la conducción obrera. “Es Viviani. El que interpreta otra cosa está viendo cualquier mal”, afirmaron. “Ojo que Viviani no es [Julio] Piumato”, advirtieron, sugiriendo, igualmente, que el taxista no tiene la verborrágica ni el apego al Twitter del diputado y jefe de los trabajadores judiciales. Y que cuando habla, lo hace por algo.
 
Otro miembro del Consejo Directivo de la central obrera apuntó que en el vuelo del viernes (27/01) que llevó a los dirigentes cegetistas a Santa Fe, desde donde Moyano lanzó munición gruesa hacia el Gobierno nacional, el taxista era uno de los más encendidos a la hora de criticar las políticas del Gobierno nacional. “Era como Hugo, pero al cuadrado”, reveló la fuente, haciendo una potenciación matemática.
En tanto, el propio Viviani tuvo varios pasajes para graficar cómo es su posición dentro de la CGT: “Yo no soy ni paloma ni halcón. Yo digo que siempre hay tiempo para poder reconciliar las partes, para acercar posiciones”, afirmó. Lo que demuestra que, si bien el oficialismo no sufre –al menos por el momento– disgregaciones en la CGT, no todos le auguran un buen futuro a la política de choque que sostiene Moyano desde aquel discurso en la cancha de Huracán. (...)".

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